Por Dionisio Gauto Galeano
La Teología de la Liberación nace en América Latina; continente pobre y cristiano. Nace de la realidad de vida de los países de América Latina: realidad de pobreza y miseria, por un lado, y de la fe cristiana de estos países, por el otro lado. La pobreza no es una fatalidad, un destino, o una obra de Dios, como creen falsamente algunos. La pobreza es una situación que tiene sus causas. Es una obra humana, una injusticia, algo inhumano, contrario a la voluntad y al plan de Dios.
No es correcto pensar que Dios sea el causante de la pobreza. Al contrario, él nos pone delante toda la riqueza de la creación. Puso al hombre como rey de la creación, señor de la naturaleza, dominador de todo lo creado. “Luchar contra la pobreza es una forma de luchar a favor del Reino de Dios” (Gustavo Gutiérrez). “La pobreza no solo es una cuestión social, es una cuestión teológica, una cuestión central en el mensaje cristiano. Cuando hablamos de caridad, no olvidemos la justicia” (id.).
La Teología de la Liberación es una reflexión sobre los problemas de la pobreza, las injusticias, las desigualdades sociales, económicas, culturales. Una reflexión también sobre el plan de Dios y sobre la relación entre la fe y la vida real de las personas, los grupos, las naciones. Es una reflexión sobre nuestra fe cristiana. Es “saber dar razón de nuestra esperanza” (1Pedro,3,15).
Cuando la teología se fue apartando de la vida del pueblo, la Teología de la Liberación buscó unir de nuevo la fe y la vida, la doctrina y la práctica cristiana, el credo y la justicia. Quiere evitar el divorcio entre la fe y la vida. El Concilio dice que “el divorcio entre la fe y la vida diaria de muchos debe ser considerado como uno de los más graves errores de nuestra época” (G. et S. 43).
La Teología de la Liberación brota de la vida y se orienta hacia ella; se preocupa de la vida de los sectores populares. Es una reflexión crítica sobre la vida a la luz de la Palabra de Dios. ¿“Quiere Dios esta situación de miseria? ¿Qué tiene que ver la fe con la historia? ¿Cuál es el plan de Dios sobre la humanidad? ¿Qué significa aquí y ahora creer en Dios? ¿Qué papel tiene la Iglesia en una situación de injusticia? ¿La salvación es sólo después de esta vida?, etc.
Se trata de países no solamente pobres sino empobrecidos. Su problema no es tanto el subdesarrollo como la dependencia de los países desarrollados, que los explotan. El Norte que, desde siglos, se enriquece con el empobrecimiento del Sur. La situación de dependencia era más que el desarrollo, productos más que pobres, empobrecidos por el Norte rico y opulento.
Metodología del Ver, Juzgar y Actuar
Del VER y JUZGAR esta situación, nace la Teología de la Liberación. Es una situación de injusticia, de explotación, de violencia institucionalizada, de empobrecimiento. Y la fe se pregunta, ¿cuál es el plan de Dios sobre esta situación?
Medellín no fue una simple concreción del Vaticano II a América Latina, sino una relectura del Concilio desde la realidad de América Latina. Medellín comienza constatando la situación de injusticia de América Latina y el clamor de los pobres que sube al cielo pidiendo su liberación. Ve en todo ello una situación de pecado, una violencia institucionalizada, que exige un cambio de estructura, y concluye sobre la necesidad que la Iglesia dé una respuesta profética y liberadora a esta injusticia histórica. Las tres opciones fundamentales de Medellín fueron: por los pobres, por la liberación integral y por las comunidades de base. “La pobreza no sólo es una cuestión social, es una cuestión teológica, una cuestión central en el mensaje cristiano. Cuando hablamos de caridad, no olvidemos la justicia” (Gustavo Gutiérrez).
El tema de la liberación se encuentra a lo largo de toda la Biblia. 1) La Historia de la Salvación, es historia de liberación; Dios en busca del hombre para liberarlo de su soledad y llevarlo a la comunión, a la reconciliación con él. 2) La esperanza cristiana, es esperanza de liberación; el pueblo que espera la venida del Mesías, del liberador (Lucas 4, 18-21). 3). El hombre nuevo, es el hombre liberado: del pecado, el demonio, la muerte. La liberación se encuentra en estos tres temas. La liberación es interior y exterior, personal y social, temporal y escatológica. (Reflexión del cardenal Eduardo Pironio, quien fuera colaborador de Juan Pablo II).
«Es no solo oportuna, sino útil y necesaria»
Los obispos de Paraguay publicaron en octubre de 1988 una carta pastoral adhiriéndose a las palabras del Papa Juan Pablo II, quien afirmó que la Teología de la Liberación “es no sólo oportuna, sino útil y necesaria”. Es necesaria, dijeron igualmente los obispos de nuestro país, para la nueva evangelización, a partir del Concilio Ecuménico II. La evangelización es el anuncio de la buena noticia, la buena nueva traída por Cristo; y consiste en anunciar el Reino y edificarlo ya desde ahora: un Reino de verdad, de justicia, amor y paz. Virtudes tan necesarias hoy día en nuestra realidad nacional.
La fe es una reflexión crítica sobre nuestra realidad a la luz de la Palabra de Dios. ¿Qué nos dice la Palabra de Dios? ¿Cuál es el plan de Dios sobre nuestra vida? ¿Estamos viviendo en coherencia con nuestra fe cristiana?
En nuestro país ha entrado ampliamente el método de la Teología de la Liberación. Los obreros, de la Juventud Obrera Cristiana; los campesinos organizados en las Ligas Agrarias; las Comunidades Cristianas de Base: comprendieron perfectamente y pusieron en práctica el método de VER, JUZGAR, ACTUAR.
VER la realidad (local, familiar, social, económica, política, etc.); una visión crítica de nuestra realidad de vida. Gran parte de la humanidad pasa hambre. No hay unidad sino fuerzas contrapuestas. Contaminación del ambiente. Destrucción de la biodiversidad, etc.
JUZGAR: con una mirada crítica sobre los temas vistos, las realidades constatadas, para ver si responden al plan de Dios, a la Palabra divina, a lo que Dios quiere de nosotros.
ACTUAR: con las acciones a emprender. Están las ideologías destructivas. Los populismos perniciosos. Los egoísmos organizados. La destrucción del medio ambiente, el agua, el aire, la tierra. La Biblia nos dice que el Creador preparó una casa con todas las comodidades para alojar al hombre. Pero el hombre, en vez de cuidarla, está destruyendo su casa.
Este método de la teología, es la fe aplicada a la realidad de nuestra vida. La fe que desciende hasta nuestra realidad. Es una teología vivida y no consideraciones abstractas. La teología no es sino la reflexión sobre las realidades, sean economía, política, cultura, pero siempre a la luz de la fe, a la luz de la Palabra de Dios, a la luz de la revelación divina, para ver si nuestra realidad coincide con el plan de Dios.
Asunción, 28 de octubre, 2024.
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