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La esperanza está en la articulación campesina, indígena y popular; en la unidad de esfuerzos

Al concluir este año, dialogamos con el Concejal y comunicador Edgar Villalba, de San Estanislao acerca de algunos puntos críticos y preocupantes  y las perspectivas del año que está llegando. Además de concejal, es conductor de un programa radial, a primera hora de la mañana en la Radio Ñasaindy y también es productor agrícola.

 

Cuando le consultamos qué hechos o acontecimientos rescataría de lo que fue este año, y por qué?, nos dijo que en este año de pandemia le llamó la atención “la capacidad de sobrevivencia que tiene la gente del campo, la gente es tenaz y se paró frente a la crisis de la pandemia”.

El Concejal Villalba, del Partido Popular Tekojoja, sostenía que, con la magnitud del problema, iba a haber una gran movilización de masas, difíciles de controlar. Dice, la gente “se resignó y sigue resistiendo, pero hubo poca reacción. La gente resiste y busca salir adelante, es fuerte, se fortalece, no se entrega”. No reaccionó en contra de los tomadores de decisión, en contra de quienes deciden las medidas aplicarse en el país, y eso que se tuvo muchas dificultades, dice.

La gente hace, pero no reacciona fuertemente en esa situación contra de las medidas del gobierno. Dentro de una lógica de sobrevivencia busca salidas individuales a los problemas que afectan a toda la población.

Desde los inicios de la moda de las “ollas populares”, que dice que la gente copió lo que se difunde por la televisión, él cuestionó esta estrategia sosteniendo que en el campo no se requería este tipo de tácticas pues los campesinos contaban con producciones que los podrían mantener durante un tiempo, y que lo que debía fortalecerse era la producción bajo el concepto de la agricultura familiar campesina, porque eso sí es sustentable.

La gente no organizada se juntó con los vecinos y enfrentaron con las ollas populares y esa acción fue vista por los políticos al servicio del poder actual para conectarse con la gente común. En el caso del municipio de San Estanislao, el mismo Intendente, dice, convocó a las iglesia católica y no católicas y encontraron 160 lugares, capillas, escuelas, templos donde poner en funcionamiento las ollas populares. La actividad fue muy bien vista y promocionada, incluso por los medios de comunicación y los grupos políticos del gobierno, pero, hoy ya no hay ollas populares, terminaron. “A estas alturas ya la gente no quiere continuar con las ollas populares porque ya no hay apoyo de las autoridades y también desaparecen los entusiasmos, esto se puede ver en muchas capillas, o en otras partes también, especialmente en la zona urbana y peri urbana”, dice Edgar.

La gente sobrevivió mediante esa acción, pero no por mucho tiempo. Se pueden entender como “calmantes”, luego ya fueron dejándose. “Entonces, estas medidas en el que se encontraron personas de sectores urbanos y las autoridades oficialistas, terminaron y no queda nada en su reemplazo, ninguna organización surgió de esta experiencia. Fue un trabajo calmante, de cortísimo plazo, pero que causó un gran alivio, no a la gente, sino a las autoridades, porque lograron frenar cualquier intento organizativo que pudiera cuestionar las medidas y exigir derechos”, dice. No se entra a juzgar ni rechazar la buena voluntad que muchas personas demostraron en estos momentos. Es una mirada desde la función política de las  instituciones y la crítica es política y tuvo resultados políticos de un “karu guasu” y nada más.

En las políticas públicas hay una primera etapa que es de contención. Es lo que inicialmente se quiso dar. Solo que no se completó el ciclo, y tampoco pasó a una siguiente etapa.

En las políticas públicas deben tenerse en cuenta, en primer lugar, la dignidad de las personas. Tener en cuenta este valor es respetar profundamente a las personas; todos tenemos derechos y cualquier servicio que se da a las personas y la ciudadanía debe hacerse desde la promoción de las personas y comunidades, deben participar en la solución de los problemas, deben discutir las propuestas, decidir, organizarse, desarrollar organizaciones autogestionarias, y desde aquí conectar con los programas de gobierno, dice. Sin embargo, aquí no se preguntó a la gente qué quería comer, dónde querían, cuándo, solo se les dijo que trajeran sus utensilios para retirar la comida. Y, esta es una práctica denigrante, contraria a la dignidad.

 

Desde una mirada emancipadora es otra la historia

Edgar Villalba observa estas situaciones desde una mirada crítica, liberadora y emancipadora. Esto quiere decir, desde una posición de búsqueda de transformación de la situación de las personas y las comunidades. Personas y grupos que construyen una identidad y se hacen respetar, y, desde aquí gestionan lo que creen necesarios y convenientes. Aquí no habrá ningún político o dirigente que se les presenta como caudillo salvador, reflexiona.

Este tipo de acciones se llevaron a cabo principalmente en las zonas urbanas, donde casi no hay organización, y si las hay, sus objetivos soy muy focales y hasta coyunturales. Lastimosamente a mucha gente de estos sectores, que son movimientos espontáneos, de sobrevivencia, el gobierno utilizó  para “neutralizar la estrategia de la agricultura familiar campesina, que lleva a la gente mediante la organización a salir de una situación de pobreza y busca un mejor vivir”. Menciona que el gobierno apoyó “las ollas populares”, para destruir la lucha y la organización de campesinos que buscan la  agricultura familiar campesina. Con “las ollas populares”, dio cobertura y oportunidad a la agricultura mecanizada y el  agronegocio para avanzar.

Incluso se puede decir que han sido formas de atropellos a la soberanía porque mediante estos actos han ido borrando los esfuerzos populares o por lo menos tratando de borrar los esfuerzos populares y dando vía libre a las empresas del agronegocio. Todo cuanto tenga relación con la económica campesina y la soberanía alimentaria, el gobierno junto con las empresas del agronegocio pretenden destruir y valiéndose de las mismas necesidades de la gente, buscan sepultar la lucha con una montaña propagandística y criminalización de la lucha campesina. Es una gran preocupación la manera como el gobierno trata las necesidades de la gente.

 

¿Hay esperanzas?

El proceso que es señal de esperanza este año y que va a proseguir en el próximo es la articulación de las organizaciones campesinas, indígenas y populares. “Se hizo un gran esfuerzo para llegar a puntos comunes entre las organizaciones, se definieron programas de luchas comunes, y una forma de dirección de dos organizaciones campesinas nacionales”, dice Edgar.

La esperanza está basada en la articulación de las fuerzas campesinas. Los logros de este año, ya en los últimos meses del año estas organizaciones demostraron al gobierno que los campesinos, indígenas y de sectores populares ya no están para burlarse.

Esto se demostró en un tiempo muy corto cuando en el mes de octubre los campesinos lograron acuerdos con el gobierno, los acuerdos estaban sin moverse, nuevamente los campesinos vienen a Asunción y en un lapso de 15 días, de nuevo regresaron con acciones contundentes que hicieron rever las posturas tibias de las autoridades del gobierno.

Es necesario que los sectores urbanos cuenten también con organizaciones articuladas y con reivindicaciones integrales, de corto, mediano y largo plazo, solo así se podrán rever algunas decisiones gubernamentales que van en contra de los intereses populares. “Es necesario que toda esta fuerza popular urbana, hoy dispersa, individual y dependiente despierte para que se conviertan en actores políticos, que puedan luchar por sus reivindicaciones y actuar en contra de las situaciones de pobreza y necesidades. Debemos lograr mejores condiciones de vida”, manifiesta Edgar Villalba.

 

Es necesario formar lideres

Para Villalba la clave para el desarrollo integral del distrito de San Estanislao es que la gente se convierta en ciudadanos. Esto significa, dejar el individualismo y empezar a ver al vecinos, al otro u otra, como compañera de lucha o compañero de infortunio. Sabiendo en qué lugar estamos en la sociedad, analizando podemos construir herramientas que puedan sacarnos de la situación de indignidad, dice.

La formación de líderes es fundamental. Manifiesta que desde la Secretaría de educación del Municipio de San Estanislao no se realiza esta tarea. Las autoridades municipales no se preocupan por el presente ni futuro del pueblo de Santani, dice. No hay planes ni programas para la formación cívica y política de hombres y mujeres para ejercer sus derechos de ciudadanía, reflexiona. “Solo así, con personas bien formadas, podremos tener una sociedad mejor”, manifestó Edgar Villalba, en su mirada por el año que está terminando ya las puertas del nuevo año 2021.

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