En medio de ataques a las organizaciones campesinas, sus reivindicaciones, que son injustas, que no se compadecen con la realidad del país, que son piqueteros, etc., la cuestión de tierra es la central, la base de la acción que se pretende desconocer mediante estrategias políticas y mediáticas desde sectores que se creen más patriotas por poseer grandes riquezas, aunque muchas sean malhabidas. Y desde la mirada campesina, la tierra no es un pedazo de suelo, sino un territorio donde conviven personas, el ambiente, la cultura, que tiene que organizarse para que sea una comunidad donde se pueda vivir con dignidad.
El asentamiento “2 de marzo” surge de una ocupación por parte de campesinos sin tierra con intenciones de recuperación en el distrito de General Resquín, departamento de San Pedro. Una 200 familias se encuentran aquí y están poblando unas 100 hectáreas. La ocupación se llevó a cabo en el año 2018. Los campesinos ocuparon las tierras por necesidad de contar con tierra propia y cuando se dieron cuenta que el sitio se estaba ofreciendo el alquiler para cultivos de sojas.
Don José González es el Presidente de la “Comisión Vecinal de Sin Tierra de Recuperación de Planta Urbana y Lotes agrícolas”, registrada en el INDERT y otras entidades públicas. La Comisión forma parte también de la Unión de Productores Agroecológicos, UPA, e integrante de la Articulación Campesina, Indígena y Popular, ACIP.
La población de la comunidad “2 de marzo” decidió que 104 lotes sean agrícolas; luego quedan lotes en área urbana y también destinaron unas 10 hectáreas para instituciones públicas, plazas, canchas y espacio para una futura universidad.
Don José González indicó que las gestiones para la regularización de las tierras van de modo muy favorable para la recuperación. Informó que el propietario de las tierras presentó su carta- oferta al INDERT. El MOPC está realizando la tasación para establecer el costo de las tierras, “y las gestiones están muy avanzadas”. Hay acompañamiento institucional y con el seguimiento muy de cerca de la organización campesina.
El objetivo de la organización es crear una comunidad
La comunidad se encuentra relativamente tranquila, tratando de sortear todas las dificultades y poder sembrar y producir. “Tenemos hermosas plantaciones, tenemos todo en nuestra chacra, maní, poroto, mandioca, tabaco, banana, todo lo que forma parte de la agricultura familiar campesina”, manifiesta don José.
Cuando se consulta al presidente de la Comisión, cómo gestionan la construcción de la comunidad, comentó que es objetivo de la “organización sin tierra es crear una comunidad, y para esto tiene que organizarse y enfocarse en la agricultura familiar campesina. La ocupación debe acompañarse con cultivos agrícolas y todo lo que se relaciona con el autoconsumo para resistir y subsistir y avanzar en una comunidad”, dice.
Con la “agricultura familiar campesina”, como base filosófica y política de la acción, se movilizan y organizan el territorio. “Todo está previsto por la organización. También tenemos humedales, esterales que queremos sean respetados como reserva y tener oxigeno natural en nuestra propia comunidad, una reserva natural para que la ciudadanía pueda respirar un aire puro”, indica.
Exige mucho diálogo
Y, de seguro no es tarea fácil. Hay muchos frentes que cubrir. Interno, porque en una comunidad se comparten ideas, religiones, políticas diversas. En lo externo, la relación con el propietario de las tierras, las instituciones y las organizaciones de las que forman parte. Hay que organizar la producción, las actividades y, por sobre todo, garantizar el desarrollo de la estrategia de la agricultura familiar campesina.
Evidentemente todo exige mucho diálogo. Cuenta don José que en principio pensaban estar solamente personas cercanas a Naranjito, Rasquin, para facilitar la dirección de la comunidad; aun siendo personas cercanas físicamente representaba una diversidad de ideas. “La idea había sido entrar con una conciencia más humanitaria y enfrentar la deshumanización, la discriminación y destrucción masiva de la naturaleza, identificar quienes lo hacen y cómo lo hacen… hablamos en asambleas y plenarias. Hablamos de estos temas. Así estamos construyendo una comunidad más saludable en Naranjito”, comenta.
Además de hacerse de tierra propia, el objetivo con la ocupación era confrontar con el modelo imperante evitando que el terreno sea alquilado a “empresarios que vengan a cultivar soja entre nosotros, por eso nosotros nos adelantamos y recuperamos la tierra para revivirla, así evitamos fumigaciones y otros problemas, nos concientizamos entre todos, al interior de la comunidad también hay gente que piensa diferente, algunos del ámbito político que quiere atentar en contra de esta filosofía, pero avanzamos sobre la base del diálogo en asambleas y gestión transparente”, explica don José González
“Nos arriesgamos y ocupamos esta propiedad. Evaluamos la situación y vimos que había una verdadera amenaza sobre nosotros, entonces ocupamos. Evitamos el uso masivo de agrotóxicos. Dijimos que era mejor morir parados que arrodillados, y ahora estamos a punto de lograr nuestros objetivos”, explica.
Superar conflictos internos con la verdad y buena información
La clave, según el presidente de la “Comisión 2 de marzo”, es actuar con la verdad, con hechos y la buena información sobre las gestiones. Como en cada familia o comunidad, hay conflictos internos por diferentes motivos, por liderazgo, política partidaria, intereses de otros, etc., “pero vamos demostrando que es posible convivir de otra manera mediante los hechos. No nos preocupamos por lo que hacen y dicen otros, nos preocupamos por lo que nosotros debemos hacer y no lo hacemos. Así trabajamos. Estamos avanzando. Nos reunimos en Asamblea y tratamos todos los temas comunitarios”, dice.
Llevan dos años de ocupación. Están bastante fortalecidas, con buenas plantaciones y producciones. En esta etapa tienen una organización centralizada donde participan las mujeres participan en igualdad de condiciones con los varones y con gran protagonismo juvenil. “Los jóvenes son los verdaderos sin tierra”, afirma José González.
Todo se moviliza desde la Comisión central. A partir de aquí se organizan equipos de trabajos, etc, pero no se dispersan para mantener firme el objetivo central: asegurar el territorio. “Nos centramos y cuidamos celosamente las gestiones respecto al acceso a legalización de nuestra tierra y el proceso de construcción comunitaria”, manifiesta.
La organización también es acompañada por la Asociación Campesina Productora Agroecológica del norte, de ACEPAN, que acompaña a nivel Departamental y nacional.
¿Se consideran sicarios, piqueteros, invasores?
En estos dos últimos meses se escucharon tantas veces estas palabras: piqueteros, sicarios, invasores, y otras formas discriminativas como denominan algunos políticos, medios de comunicación y “periodistas estrella” a los campesinos organizados que estuvieron en las movilizaciones ultimas en Asunción, principalmente. Los pobladores del asentamiento “2 de marzo”, ¿cómo se sienten ante tales afirmaciones?
Para José González, el campesino sabe, desde antes, que existe una marginación estructural y que se manifiesta con acciones concretas en contra de los campesinos e indigenas y el pueblo pobre.
A nivel local expone que “nuestros propios representantes distritales nos tratan así, solo se mueven mediante una presión social para que actúen favoreciéndonos. Difícilmente nuestros representantes, concejales, declararon de “interés municipal”, el asentamiento”, dijo. “Los concejales no nos acompañan. Nos consideran invasores, usurpadores y por eso muchos de ellos no nos quieren acompañar”, afirma categóricamente.
- ¿Influye en el ánimo de la gente?
- Lo que hacemos es tratar en asambleas, discutimos, y al final, salimos convencidos que somos ciudadanos y que luchamos por nuestros derechos. No somos ninguno de lo que se dice. Esas criticas nos fortalece, al final.
Una relación que debe replicarse
El asentamiento “2 de marzo” se inició cortando los alambres de un terreno que iba a alquilarse, que se ocupó masivamente. Sin embargo, dos años después, las relaciones entre pobladores y el dueño de las tierras y la institución parecen ser muy buenas. Eso es lo que dice el presidente de la comisión.
José González analiza el tema y concluye que “el nuestro es un asentamiento modelo, que se actúa según los tiempos, porque tenemos capacidad de relacionamiento con las autoridades y buen relacionamiento con los dueños. Supimos estar a la altura de este tiempo. Diferente a muchas otras experiencias. Estamos en plena negociación. Es el comportamiento en tiempos democráticos”, dijo.
El dirigente campesino apuesta al diálogo para la resolución de los conflictos, gestión transparente y necesidades genuinas como los de “2 de marzo”, necesidad de tierras para formar una comunidad, con una filosofía de la agricultura familiar campesina, en armonía con la naturaleza, y definir estrategias de resistencia, sobrevivencia y producción en un contexto de relación democrática en la comunidad.
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