El COVID 19 reavivó una fortaleza del pueblo paraguayo, su disciplina al llamado de la patria, como los grandes momentos históricos, convencidos de que se tenía que enfrentar unidos al enemigo común, dejando de lado todas rencillas inoportunas en el momento.
Respetó en amplio porcentaje la cuarentena. Las familias encerradas en sus hogares crean trincheras ante la agresión de la enfermedad COVID 19. Dan seguridad, protección y alimentos a sus miembros; administrando pobreza, sin dejar de servir la comida necesaria en cada hora. Esto nos está permitiendo poner cierto cerco a la propagación del virus, que según las informaciones se está logrando y dando oportunidad al principal responsable de la salud pública, el Ministro de Salud Pública y Bienestar Social con todo su equipo, a dar las orientaciones oportunas al Presidente de la República para las decisiones correctas por el bien de toda la población. Y, al mismo tiempo, seguir los preparativos necesarios para organizar los servicios públicos para atender a los afectados en esta epidemia.
Por otro lado, están los oportunistas crónicos al acecho de conseguir réditos, sean económicos o político electorales o individuales. Por ejemplo, se está poniendo trabas para que la gente ya reciba el aporte que el gobierno ha destinado para cubrir algunas necesidades, que finalmente es de 500.000 Gs., extendiendo innecesariamente la angustiosa espera de la gente.
Desde la Secretaria de Emergencia Nacional se alega que hay problemas de comunicación, de líneas telefónicas u otros parecidos y ahí ya aparecen los políticos regionales y locales ofreciendo sus “servicios” para canalizar esta ayuda, hasta ya están haciendo censos en los departamentos y distritos, que desde luego están infectados de sectarismos y por lo tanto excluyentes, para ganar sus adeptos para las próximas elecciones, que lastimosamente dejará de lado a muchos realmente necesitados de esta ayuda muy necesaria.
Así también están los oportunistas del nivel superior, saboreando ya las tajadas que aprovecharán de toda esta situación de préstamos y recursos que principalmente deben destinarse a la salud pública y a la atención de la necesidad del pueblo trabajador. Altos funcionarios, acaudalados que cada vez quieren acumular más y más recursos genuinos a costa del sufrimiento y la pobreza de nuestro pueblo.
Se mantienen callados los grandes empresarios, que hasta ahora no están colaborando en esta emergencia, con el pueblo y con el país que le da todo, mostrando una increíble mezquindad.
¡¡Que grande nuestro pueblo paraguayo!! y que desgraciados son las elites oportunistas, cobardes y ladrones, parásitos sociales!
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