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¿Desde dónde se gestiona la pandemia?

La gestión de la pandemia, es decir la forma como se maneja la pandemia, tanto en salud como en lo social, no tiene solo un componente político y sanitario. Es interesante observar y analizar desde la comunicación, la educación, la filosofía y la epistemología.

 

Hay dos puntos que dan pistas desde dónde, desde qué ciencia o posición política se maneja  la pandemia. Uno de ellos se observa en la estructura y las palabras que se usan en los informes diarios del Ministerio de Salud. Una primera afirmación: tal esquema es producto de un profundo estudio, desde lo político, el marketing, la comunicación y se pueden observar posiciones ontológicas y epistemológicas positivistas que niega la emergencia de la subjetividad, o del ser humano.

Dice el informe, por ejemplo, «hoy se tuvo 30 fallecidos». ¿Qué falleció? ¿Quiénes fallecieron? Con la reiteración de estas palabras la gente llega a naturalizar o normalizar la palabra «fallecidos» como datos estadísticos. Se puede deducir que se mira desde la estadística, el racionalismo, no desde el humanismo, no desde la ciudadanía sino desde el universo técnico, frío donde todos somos apenas números y estadísticas.

El gobierno tiene un problema importante con lo que significa ciudadanía y comunidad. Desde un principio surgió la frase «sin nexo». El contagio sí o sí tiene nexos. Algunos países corrigieron esta frase agregando que se «encuentra en investigación».

Usaron un concepto técnico para concentrar la atención de la gente hacia un aspecto social, la salud, y todo lo que significa relación con la pandemia. Concentraron la atención en el tema porque necesitaban conseguir préstamos para subsanar, en sus palabras, el problema estructural en el sistema de salud y las consecuencias de la pandemia.

Así encontramos términos nuevos que por falta de educación ciudadana, que debe impulsarse desde el Estado, hacen que la ciudadanía se sienta sin ánimos, aparentemente, para enfrentar también como protagonista de su propia historia de salud y vida en un tiempo de pandemia.

Se puede hacer una larga lista de términos. Burbujas, clases hibridas, positivos, meseta, sistema serrucho (ministro de salud) a las que se suman un montón de nombres de instituciones nuevas para nuestra realidad, que al sumarse con los procedimientos de contrataciones, licitaciones, etc., al confunde y desanima a la ciudadanía.

Se puede concluir que el gobierno, gestor de la pandemia, se basa en la definición del ser desde una posición no ciudadana y popular, lo mismo en cuanto a conocimientos sobre el tema; sobresale las necesidades, también la política desde una gestión autoritaria, solo representativa no participativa; economicista, mercantilista, las finanzas y sus agentes. Un “yo gobierno manejo esto así y excluyo a la gente, porque la gente no sabe o no tiene por qué saber ni participar”.  Pero, sí, rápido recuerda a la ciudadanía cuando se busca un culpable. Esto se ve en la publicidad de “concienciación”, del gobierno: el problema está en le comportamiento social, individual; la comunidad debe cuidar de sus padres y abuelos.

Es muy posible que por aquí se encuentre el aparente desinterés, como pinta el gobierno, de la ciudadanía de ser también gestor de su propio bienestar.

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