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Tiempo de cambiar la conducta política

Editorial

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El Departamento de San Pedro recibe a sus hijos que salieron del país por distintas razones. Por el “estado de emergencia sanitaria” y los protocolos están obligados a estar en cuarentena. Esta es la estrategia establecida por el Consejo Nacional de Defensa, CODENA, en coordinación con las instituciones departamentales y locales, según la carta orgánica de esta instancia.

Preguntando a ciudadanos de San Pedro acerca de la apertura de los albergues en el Departamento se reciben respuestas muy diversas y hasta contrapuestas.

Hay personas, autoridades incluso, que no quieren los albergues en el Departamento por “temor a un contagio masivo”, o” simplemente porque tiene miedo al virus rechaza a la gente”. El miedo pareciera ser el motor principal de este tipo de reacciones. Y, si fuera por miedo, ¿por qué el miedo? Y, si no fuera por el miedo, ¿por qué?

Y, siguiendo un patrón de respuestas y hechos que pone descontenta a la gente, nos encontramos con tres factores principales: el mal manejo de la crisis por las autoridades, la falta de comunicación y los anti-ejemplos.

Para el manejo de la crisis sanitaria a causa del coronavirus se dio todo el poder al Consejo Nacional de Defensa, CODENA. Tiene una estructura vertical y sus decisiones son verticales. Ordena. Impone. Es la orden y punto. No importa si la gente entiende o no. Lástima forma de manejar la situación. Bien se hubiera manejado con inteligencia, fomentando la educación ciudadana, fortaleciendo las instituciones y prácticas democráticas.

En el mismo “Centro de Operación de Emergencias” departamental el Gobernador Carlos Giménez es coordinador. Según el «Plan departamental de Emergencias», debe constituirse responsables de equipos y además en cada municipio debería haberse formado los organismos de operativización de la lucha contra el COVID. Pero, no existen acuerdos. Hay bolsones de equipos que funcionan, según sus compromisos personales, éticos o misionales, donde se desarrollan ciertos liderazgos. Pero no funciona así todo el COE departamental. Es más, hay intenciones de “acallar determinadas situaciones”, “no se escucha a los trabajadores de la salud”, se minimizan las opiniones de instituciones, se sigue jugando a la campaña partidaria y de grupos intra partidarios, entre otros. Estas situaciones explicarían la no formación de los “Centros Operativos de emergencias” en los distritos. Si bien la responsabilidad en los distritos recae en los intendentes, es el Gobernador el que debe exigir cumplimiento de las medidas tomadas.

Y, por otro lado la población. La población tiene poca información, que podría ser a causa de una saturación de mensajes comunicacionales mal construidos con códigos inapropiados y, quizá por falta de estrategia comunicacional de todo el sistema del “estado de emergencia sanitaria”. ¿Por qué se insiste en campañas difusionistas, conductistas, autoritarias? ¿Por qué la campaña comunicativa se basa en infundir miedo a la población y en ordenar a la gente lo que debe hacer, y ofreciendo incluso elementos simbólicos propios de una dictadura? Es posible que en la definición de la estrategia de comunicación no haya habido comunicadores que no fueran publicistas, expertos de marketing, estrategias militares de comunicación.

Y los anti-ejemplos. Los rechazos a ciertas medidas, o rechazos a albergues o a quien padece la infección, tienen muchas raíces. Entre tantas, el desconocimiento, falta de educación, o, algunas quizás por algunas cuestiones partidarias. Pero, principalmente se produce a raíz de los “anti-ejemplos”. Las autoridades que deben dar ejemplos en sus actuaciones, sin embargo, hacen todo lo contrario. ¿Qué población puede asumir actitudes deseadas ante una situación si ve todos los días, por los distintos medios de comunicación, en la práctica concreta, comportamiento anti-ejemplos? Estas actitudes no solo producen rechazo a cualquier recomendación, sino son las que luego se convertirán en motivos para una explosión social y política. Las autoridades tienen la obligación de que su autoridad sea ejercida con ética, con autoridad que le da su actuar coherente.  Estamos hablando de corrupción y tiene nombres.

 

Muchos de los compatriotas que hoy regresan abandonaron sus pueblos en busca de una fuente de trabajo, un mejor ingreso, un mejor estar en otros países y que ahora necesitan  regresar porque ya no cuentan con fuentes de trabajo en el país donde estaban. Están regresando personas que tienen vínculos con nuestra patria profunda, que en otras ocasiones han apoyado a sus familias con las divisas enviadas mensualmente. No son ciudadanos extraños. No estuvieron ausentes de nuestra vida cotidiana. Es más, llegaban a mantener toda una familia aquí, pagando impuestos, sosteniendo la educación y la salud de los familiares. No son extraterrestres, son compatriotas. Tienen tanto derecho de estar entre nosotros como cualquier otro ciudadano de esta tierra.

Un rechazo a estos compatriotas es un rechazo a nuestra calidad de persona. Es la aceptación de la deshumanización de la sociedad humana. Y, aunque fueran extranjeros, también tienen el derecho de estar entre nosotros y de prestárseles la misma atención. Es nuestro país, es nuestro pueblo y quien está aquí, es nuestra gente, nuestra tierra, y somos un país soberano.

Si en estos momentos no mostramos solidaridad y no acompañamos a las personas, ¿cuándo haremos? Si no lo hacemos ahora, de verdad, es porque ya hemos perdido nuestros valores como paraguayos.

Y hay que hacer todo lo posible e imposible para que nuestros compatriotas tengan la atención debida. Y, como dice un comunicador y concejal “si rechazamos a la gente porque el hospital está muy en el centro de la ciudad, entonces, es tiempo que mudemos los hospitales a las periferias”.

Hay tiempo para corregir, todo se puede reencauzar para impedir males mayores. Pero, lastimosamente, es poco probable la corrección de parte de las autoridades políticas del gobierno central y sus redes. Pero, es un tiempo importante para madurar como ciudadanía, para responder como tales en todas las situaciones. ¡Bienvenidos compatriotas!

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